lunes, 9 de abril de 2012

Pascua


Esta semana santa estuvo marcada por el cumpleaños del papá y la visita del tío Juampa, pero también por la pascua. Camila estuvo muy juiciosa pintando los huevos, y aunque a veces se desesperó porque se le corría la pintura o las líneas no le quedaban rectas, la mamá se los ayudó a arreglar, o "hizo magia", como dijo Camila, y al final quedaron todos muy bonitos.


También vino a visitarnos el conejo de pascua, y se comió las zanahorias que le habíamos dejado en la puerta y dejó media casa llena de huellitas de harina y huevitos de chocolate escondidos, además de una piedra mágica metida dentro de un huevo. Después de dos años, parece que esta tradición ha llegado a esta familia para quedarse. Lo cierto es que es muy divertida.

1 comentario:

Matilda dijo...

Bienvenida la tradición! Esos huevos te quedaron muy bonitos.